domingo, 8 de octubre de 2017

Unidad Nº 4 Educación en la democracia y los cambios en las regulaciones

Unidad Nº 4


Educación en la democracia y los cambios en las regulaciones


Hipótesis de trabajo

La reforma educativa (Ley Federal de Educación Nº 24.195 y Ley de Educación Nacional Nº 26.206) iniciada en la década del ´90 y alterada por la crisis socio-política manifestada en los días 19 y 20 Diciembre de 2001 se inscribe en la reforma del Estado Nacional Argentino animado por el Imaginario Neoliberal y es expresión de su articulación con el proceso de globalización del capitalismo financiado por organismos internacionales de crédito (FMI, BM, Club de París, BID).

Referencias Bibliográficas

(Borón, 2000) 
(Gentili, 1998) (Barry, 1997) 
(Gentili, El consenso de Washington y la crisis de la educación en América Latina, 1998) 
(Casilda Bejar, 2004)

Contenidos

 Ley Provincial de Educación 8113. Las reformas educativas en los años 90. Menemismo: El replanteo educativo en el contexto de la globalización neoliberal. Ley de transferencia y Pacto Fiscal. Ley Federal de Educación, Ley de Educación Superior y Deuda Externa. El papel de los organismos internacionales. Crisis 2001-2002, hacia la Ley 26.206 de Educación Nacional. Reposicionamiento del papel del Estado como regulador y garante de la educación. Políticas educativas actuales.



lunes, 17 de agosto de 2015

Unidad Nº3: Consolidación del poder estatal y las luchas por la educación

Hipótesis



La consolidación del Estado Nacional Argentino a fines del siglo XIX y las variaciones que en él se producen mediadas por la sucesión de gobiernos autoritarios y democráticos durante el "siglo corto", según Eric Hobsbawm (2002), conllevan luchas políticas y propuestas educativas que no alcanzan a producir la reforma del Sistema Educativo. 

Este devenir socio-histórico educativo, animado por los imaginarios educativos Normalista, Espiritualista y Desarrollista, es expresión de la crisis, reacomodamiento y globalización del capitalismo. 

Referencias Bibliográficas
Abbagnano, N., & Visalberghi, A. (1987). Historia de la Pedagogía. México: FCE.
Azpiazu, D., Basualdo, E., & Nochteff, H. (1988). La transformación del patrón tecnológico-económico mundial y los paises semiindustrializados. En D. Azpiazu, E. Basualdo, & H. Nochteff, La revolución tecnológica y las políticas hegemónicas (págs. 11-43). Buenos Aires: Legasa.
Bernetti, J., & Puigrrós, A. (2006). La formación de una trama educativa. En J. Bernetti, & A. Puigrrós, Peronismo: Cultura política y educación (1945-1955) (págs. 121-186). Buenos Aires: Galerna.
Caruso, M., & Fairstein, G. (2003). Las puertas del cielo. Hipótesis acerca de la recepción de la psicogénesis y el constructivismo de raíz piagetiana en el campo pedagógico argentino. En A. (. Puiggrós, Dictaduras y utopías en la historia reciente de la educación argentina (1955-1983) (págs. 157-219). Buenos Aires: Galerna.
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas - UNR. (13 de septiembre de 2015). Manifiesto Liminar de Ia Reforma Universitaria. Obtenido de http://www.fder.edu.uy/archivo/documentos/manifesto-reforma-universitaria.pdf
Ferrer, A. (2008). El capitalismo argentino. Buenos Aires: FCE.
Filho, L. (1964). Introducción al estudio de la Escuela Nueva. Buenos Aires: Kapelusz.
Hobsbawm, E. (1998). Historia del siglo XX. Buenos Aires: Planeta.
Lucero, R. (2015). Pablo Pineau: los imaginarios educativos como periodización. Carlos Paz: Autor.
Patiño, R. (2011). El materialismo Cultural de Raymond Williams. Córdoba: Epóke.
Puiggrós, A. (1990). Disciplinar el curriculum. En A. Puiggrós, Sujeto, Disciplina y Currículo en los orígenes del sistema educativo argentino (págs. 261-294). Buenos Aires: Galerna.
Romero, J. (2002). Breve historia de la Argentina. Buenos Aires: FCE.
Romero, L. (2013). Breve historia contemporánea de la Argentina. Buenos Aires: FCE.
Vitale, L. (1992). Introducción a una teoría de la Historia en América Latina. Buenos Aires: Planeta.









AWKA LIWEN es un documental de Osvaldo Bayer, Mariano Aiello y Kristina Hille 
que desarrolla la historia de la apropiación de la riqueza en Argentina 
y la lucha por su posterior distribución.

En relación con la Unidad Nº 2, el documental nos muestra cómo se entrelazan dos momentos de un mismo proceso: la Territorialización de la Argentina y la Organización del Estado Nacional Argentino durante el siglo XIX. Este es, entonces, una denuncia contra la élite conservadora oligárquica gobernante ya que la apropiación de las tierras, aniquilación y/o reducción de los pueblos originarios la llevaron a cabo en función sus propios intereses económicos agro-exportadores. 

Tanto la configuración del Ejército Nacional Argentino como la sanción de la Ley Nº 1420 de Educación Público, son expresión de este proceso. Queda consolidado así el Estado Nacional Argentino siendo estas, dos de sus instituciones fundamentales. En la Unidad 3º vemos que, durante el siglo XX, la sucesión de gobiernos autoritarios a cargo de los conservadores (y sostenidos por golpes de estado cívico-militares) y de gobiernos populares (radicalismo - justicialismo) fueron dando las formas políticas al proceso de crisis, reacomodamiento y globalización del capitalismo.



Línea del Tiempo

IVº Encuentro de Docentes de Villa Carlos Paz


 "La educación y la docencia desde una perspectiva histórica, pasado y futuros posibles". 


Conferencia a cargo del 

Dr. Pablo Pineau, octubre de 2009

Primera Parte



         

        Segunda Parte



La Escuela de la Señorita Olga


martes, 30 de junio de 2015

Unidad Nº 2: Orientaciones para el estudio



La Constitución del Sistema Educativo Argentino


Estas orientaciones están pensadas a modo de estrategias para el abordaje de la unidad. Es fundamental, en primer lugar, el fichado de toda la bibliografía para lograr el análisis (metodológico) de la hipótesis. En segundo lugar, la integración de la multiplicidad de contenidos en base –por un lado- a la hipótesis y –por el otro- a las categorías “territorialización” y “constitución del Estado Nacional”. Y, finalmente, la escritura de las conclusiones a las cuales se va arribando en relación a la diversificación educativa producida.




Documento

Orientaciones para el estudio de la Unidad 2º



Consignas


1.      Leer comprensivamente el Apunte de Cátedra en relación con la hipótesis de análisis de la unidad 2.
Bibliografía
Lucero, R. (2010). Historia y Política de la Educación Argentina. Apuntes de Cátedra. Villa Carlos Paz, Córdoba.

      2.      Describir la sanción de la ley 1420 como acontecimiento histórico.
Bibliografía
Puiggrós, A. (2003). Qué pasó en la educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente. Buenos Aires: Galerna.
  
      3.      Elaborar preguntas en base al texto de la ley 1420 desde las distintas dimensiones de análisis.

Recurso
Prezi sobre Metodología de análisis socio-histórico educativo.
Bibliografía
Lucero, R. (2013). La enseñanza de las Ciencias Sociales: un enfoque interpretativo crítico, Villa Carlos Paz: Autor.


4.        Diferenciar en las preguntas lo estructural de lo superestructural.

   5.      Profundizar el concepto de Territorialización destacando su aspecto estructural: la desestructuración de las formas coloniales y el ascenso y desarrollo del capitalismo, en el marco de la modernidad.
Bibliografía
Blanco, J. (2007). Espacio y territorio: elementos teóricos conceptuales implicados en el análisis geográfico. En M. y. Fernández Caso, Geografía. Nuevos temas, nuevas preguntas. Un temario para su enseñanza. (págs. 37-45). Buenos Aires: Biblos.
Ferrater Mora, J. (2009). Enciclopedia. En J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía E / J (págs. 1004-1007). Buenos Aires: Ariel.
Ferrater Mora, J. (2009). Escolástica. En J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía (págs. 1060 - 1065). Buenos Aires: Ariel.
Ferrater Mora, J. (2009). Ilustración. En J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía E / J (págs. 1761 -1763). Buenos Aires: Ariel.
Ferrater Mora, J. (2009). Romanticismo. En J. Ferrater Mora, Diccionario de filosofía Q - Z (págs. 3113 - 3115). Buenos Aires: Ariel.
Ferrer, A. (1997). El capitalisimo argentino. Buenos Aires: FCE.
Ferrer, A. (1998). La economía argentina. Las etapas de su desarrollo y problemas actuales. Buenos Aires: FCE.
García Orza, R. (1973) Introducción en García Orza, R. (comp.) Método Científico y Poder Político, Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Hobsbawm, E. (2001). La era del capital, 1848-1875. Buenos Aires: Crítica.
Puiggrós, R. (1974). Historia Económica del Río de la Plata. Buenos Aires: A. Peña Lillo.
Romero, J. (2002). Breve historia de la Argentina. Buenos Aires: FCE.
6.      Caracterizar estructuralmente el proceso de conformación histórica, por un lado, del Interior y, por el otro, de Buenos Aires. Explicitar sus relaciones.

7.      Cartografiar en mapas de los distintos momentos de la configuración territorial argentina desde la colonia a 1884.

8.      Inferir las clases sociales y la conformación poblacional inscripta en el proceso de territorialización argentino.

9.      Relacionar la territorialización argentina con el proceso superestructural de la constitución del Estado Nacional Argentino, enmarcado en la relación Iglesia-Estados Nacionales según las siguiente periodización:
a.      Fundación de ciudades;
b.      Creación de Virreinatos;
c.      Generación Emancipatoria;
d.      Generación del diseño de la patria de los criollos;
e.      Organización Nacional;
f.       Constitución del Estado Nacional Argentino.
Bibliografía
Fernández Retamar, R. (2006). Pensamiento de nuestra América. Autorreflexiones y propuestas. Buenos Aires: Clacso.
Lucero, R. (2010). Historia y Política de la Educación Argentina. Apuntes de Cátedra. Villa Carlos Paz, Córdoba.
Puiggrós, R. (1974). Historia Económica del Río de la Plata. Buenos Aires: A. Peña Lillo.
Romero, J. (2002). Breve historia de la Argentina. Buenos Aires: FCE.
Svampa, M. (2006). El dilema argentino. Civilización o Barbarie. Buenos Aires: Taurus.

      10.   Analizar la diversificación educativa según la periodización superestructural planteada en la pregunta anterior, según los siguientes aspectos:
a.      socialización–educación en forma indiferenciada. Población comprendida. Clases sociales. Relación con la producción. Contenidos transmitidos (currículum). Los maestros y la enseñanza. Función social y política. Relación con el Estado y/o la Iglesia. Significantes y significados.
b.      Institucionalización escolar. El dispositivo escolar, hacia la ley 1420. Población comprendida. Clases sociales. Relación con la producción. Contenidos transmitidos (currículum). Los maestros y la enseñanza. Función social y política. Relación con el Estado y/o la Iglesia. Significantes y significados.
Bibliografía
Fernández Retamar, R. (2006). Pensamiento de nuestra América. Autorreflexiones y propuestas. Buenos Aires: Clacso.
Hobsbawm, E. (2001). La era del capital, 1848-1875. Buenos Aires: Crítica.
Lucero, R. (2010). Historia y Política de la Educación Argentina. Apuntes de Cátedra. Villa Carlos Paz, Córdoba.
Puiggrós, A. (2003). Qué pasó en la educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente. Buenos Aires: Galerna.
Puiggrós, R. (1974). Historia Económica del Río de la Plata. Buenos Aires: A. Peña Lillo.
Romero, J. (2002). Breve historia de la Argentina. Buenos Aires: FCE.
Sarmiento, D. (1961). Instrucción Pública. En C. P. Sarmiento, Ideario Sarmientino (págs. 51-80). Buenos Aires: Incograf Impresores.
Svampa, M. (2006). El dilema argentino. Civilización o Barbarie. Buenos Aires: Taurus.
  
      11.   Leer comprensivamente la hipótesis de análisis de la unidad 2.

jueves, 21 de mayo de 2015

Unidad 2º La constitución del Sistema Educativo Argentino


El siguiente video fue producido por la FUNDACIÓN 5 SIGLOS en 1991, momento en el que se conmemoraba la conquista de América. Fue auspiciado y distribuido por el Instituto de la Cooperación (IDELCOOP).









 PLATICAS DE LOS SABIOS Y ANCIANOS 






Ten cuidado de las cosas de la Tierra.
Haz algo, corta leña, labra la tierra.
Planta nopales, planta magueyes.
Tendrás qué comer, qué beber, qué vestir.
Con eso estarás en pie.
Serás verdadero.
Con eso andarás, con eso se hablará de ti.
Se te alabará, con eso te darás a conocer...
serás verdadero...
serás verdadero...
serás verdadero...

Taki Ongoy (en quechua: "La enfermedad del canto") es un álbum editado en el año 1986 por el cantautor argentino Víctor Heredia.

Se trata de una obra conceptual que recuerda al movimiento indígena político y cultural del mismo nombre (también escrito Taki Unquy), surgido en los andes peruanos durante el siglo XVI contra la reciente invasión española y del que participaron los artístas Juan Carlos Baglietto, Jorge Fandermole y Mercedes Sosa.

La obra alterna piezas musicales con narraciones que van describiendo la historia de los pueblos originarios de América desde la época precolombina hasta la actualidad, desde la perspectiva histórica de los indígenas oprimidos en lucha por su identidad y su libertad.

(consultado en http://es.wikipedia.org/wiki/Taki_Ongoy_%28%C3%A1lbum%29)




HISPANO
Jorge Fandermole





El tipo ideal es una de las famosas contribuciones de Max Weber a la sociología contemporánea (...) En el nivel más básico, un tipo ideal es un concepto construido por un científico social, a partir de su interés y orientación teórica, para aprehender los rasgos esenciales de ciertos fenómenos sociales (...) funcionan como aparatos heruísticos; han de ser de gran utilidad y ayuda para la investigación empírica y para entender el mundo social.

Los elementos de un tipo ideal no se han reunido de forma arbitraria; se han combinado en razón de su comparabilidad (...) Desde el punto de vista de Weber, el tipo ideal está destinado a ser derivado inductivamente del mundo real de la historia social. 

Ritzer, G. (1997) Teoría Sociológica Clásica. Madrid: Mc Graw-Hill, pp. 255-256



Tipologías
Orden Medieval. Feudalismo.
Modernidad. Capitalismo.
Espacio temporal

S. XIII


S. XVIII - XIX.

Ecológico – demográfico.

Feudo laico/eclesiástico. Espacio Rural. Castillo – Abadía.


Ciudad. Espacio Urbano. Migraciones del campo. Concentración urbana.



Económico- social

Feudalismo.
Agricultura. Sr. Feudal (rey, conde, duque) / campesino (siervo), artesano.
Unidad autónoma. Intercambio de servicios y bienes: Servidumbre. Ausencia de moneda.

Capitalismo.
Mercado y dinero. Comercio, manufacturas (gremios artesanos – industria), bancos. Nobleza, Burguesías, Pueblo – obrero - proletariado. Rev. Industrial. Internacionalización. Trabajo asalariado.



Político - Jurídico

Monarquías (rey coordinador de ejércitos), Sr. Feudal (caballeros) Relación de vasallaje. 
Imperio - Iglesia


Estado Nacional. Monarquías absolutas, constitucionales. Repúblicas. Separación Iglesia – Estado.


Imaginario Social

Teocéntrico. Religión. Escolástica. Latín. Educación a cargo de la Iglesia (elite).


Imaginario Antropocéntrico. Ilustración. Ciencia. Nación. Lenguas vulgares. Educación a cargo del Estado Nacional.



García Orza, R. (1973) Introducción en García Orza, R. (comp.) "Método científico y poder político", Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. Consultado en https://introduccionalaproblematicahistorica.files.wordpress.com/2015/03/raul-garcia-orza-metodo-cientifico-y-poder-politico.pdf 

Las clases gobernantes siempre necesitaron para dominar con mejores resultados de intermediarios. En la época del feudalismo, la iglesia desempeñó ese papel entre el señor feudal y el siervo de la gleba; la estratificación social tenía como fundamento la rígida ontología cristiana. A partir del siglo XVII, la ciencia cumplirá el mismo rol en la sociedad moderna. El funcionamiento del mecanismo social tiene su garantía de perfectibilidad y certeza en el pensamiento científico. (García Orza, 1973)



"Conversación espiritual" y piedad comunitaria

La Compañía de Jesús no era una orden de encierro ni contemplativa; había nacido para vivir en el mundo y sus actividades debían servir de constante ejemplo para la sociedad. Fiestas o calamidades, devociones o supersticiones, virtudes individuales o vicios colectivos, todo podía ser motivo de preocupación para un buen jesuita; nada de cuanto acontecía a su alrededor debía resultar ajeno a sus inquietudes apostólicas.

Las escuelas y seminarios eran el espacio privilegiado en que ejercían su influencia sobre los jóvenes de las familias acomodadas; los ejercicios espirituales derramaban su influjo sobre grupos relativamente homogéneos de funcionarios civiles o prebendarios de la Iglesia, propietarios y negociantes, españoles o criollos con un nivel cultural superior al promedio de la población; las misiones temporales constituían acontecimientos infrecuentes, que rompían la monotonía de la vida rural y que se rememoraban por largos años; las obras impresas, catequísticas y piadosas, alcanzaban dentro de su radio de acción a los pequeños aprendices de la doctrina y a los adultos aficionados a la lectura. Aún así quedaban muchas personas al margen del movimiento de renovación espiritual, y muchos momentos de la vida cotidiana que habrían escapado al control de los fervorosos operarios de la Compañía si éstos no hubieran desplegado una variada gama de actividades con repercusiones en la íntima y personal, en las relaciones familiares, en las opiniones religiosas e intelectuales, en las horas de gozo y diversión y en las duras circunstancias del dolor, la enfermedad, la injusticia y la miseria. 
Gonzalbo Aizpuru, P. (1989) La educación popular de los jesuitas. México: VIA.







Contradicción



Imponíase, en cambio, a los rioplatenses el deber de dar sus vidas en la lucha defensiva de un sistema que los mantenía hambrientos, semidesnudos y descontentos...



(Puiggrós R. , 1974, p. 29)




Unidad Nº 2 La constitución del Sistema Educativo Argentino” Versión PDF. Hacer click aquí.

Hipótesis de Trabajo

La Organización de la Nación Argentina durante la segunda mitad del siglo XIX se inscribe en el proceso de territorialización iniciado en la Colonia y conlleva la constitución del Estado Nacional Liberal Oligárquico. En este devenir socio-histórico, es instituido el Sistema de Instrucción Pública Centralizado (SIPCE) mediante el dictado de la Ley Nº 1420 en 1884. 

Dicho acontecimiento jurídico-educativo es expresión de la desestructuración del orden colonial y de la incorporación paulatina de la Argentina agro-exportadora al capitalismo internacional liderado por Inglaterra, cuyo enclave articulador es el puerto de Buenos Aires.




I.      Colonia (1536-1810): de las HERENCIAS[i]

La gestación y desarrollo del capitalismo en Europa desestructura al feudalismo. Este proceso implica el paulatino debilitamiento de la Corona Española haciéndola reaccionar con cambios económicos, políticos y culturales que pueden ser observados en la sucesión de los Austrias a los Borbones, incorporando elementos propios del capitalismo naciente (apertura económica, ilustración, organización racional) que se oponen contradictoriamiente a los feudales (monopolio de la corona, escolástica, organización tradicional). Estos cambios fueron el contexto del enfrentamiento Interior (estructurado según las economías regionales coloniales, de tinte conservador tradicional) - Buenos Aires (gestado a partir de la apertura del puerto, de orientación más progresista liberal). La educación es básicamente reproductora de las estructuras españolas. Para los nobles españoles, las escuelas de distintos niveles incluso la universidad; para los aborígenes, la encomienda que tiene por fin evangelizar -en lo discursivo- e, implícitamente, explotarlo. La importancia de las misiones jesuíticas como educadoras, sobre todo las del Guairá, radica en que las reducciones llegan a constituir un modelo contra-hegemónico al establecido tanto por España como por Portugal. Consecuencia, la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767.

Las Herencias de la Colonia


  1. El Estado como institución social civilizadora. La vinculación dialéctica de las colonias españolas (y portuguesas) con el paulatino desarrollo y expansión de los modos de producción capitalistas requiere de una organización político-administrativa (los Virreinatos) sostenida por los Imaginarios Sociales que pivotan sobre la Razón moderna, los cuales van cuestionando y disputando en un campo de luchas (por imponer sentidos) a la Fe Católica. Esta organización política es constituida por la Corona mediante la implantación (conquista, fundación de ciudades, creación de una administración, trasposición de instituciones sociales españolas –entre ellas, las educativas-) del orden colonial; de esta manera, España va creando una nueva sociedad en la que el Estado deviene en “la” institución civilizadora.
  1. Subordinación a los intereses del Imperio. La Colonia implica una relación de subordinación latinoamericana a los intereses de la Corona. Esta relación de subordinación permanece tanto en la desestructuración del Imperio español como en el Imperio inglés que se va consolidando, mediado por una clase dirigente local que pugna por mantener sus privilegios en el proceso de territorialización de la Argentina como espacio de provisión de materias primas (tanto en las formas monopólicas hispanas como sujetas a un concepto de libre mercado, como el inglés). Durante el siglo XIX subsiste, entonces, la hegemonía europea.
  1. Transplante y reacomodamiento de las instituciones sociales españolas inscriptas en un proceso de debilitamiento de sus formas coloniales basadas en el monopolio de la Corona (desde la lengua, pasando por la fundación de ciudades, la racionalización en la producción sustentada en el mercantilismo, la organización estatal racional por virreinatos hasta las escuelas).
  1. Demarcación de la Territorialización[ii] de la Argentina. La territorialización de la Argentina conlleva la paulatina construcción del Estado Nación Argentino en base a la dialéctica Interior – Buenos Aires, en la que el puerto del Río de la Plata se va transformando en un polo demográfico, ecológico, económico-social, político y jurídico que acrecienta su poder significándose en las ideas Ilustradas orientadas a propuestas emancipadoras basadas en libre cambio internacional de productos agrícolo-ganaderos.
  1. Preocupación por la Educación Popular enraizada en la Evangelización (misiones jesuíticas, apostolado del educador laico) como intervención sistemática en la vida cotidiana tanto de las clases dirigentes (españoles) como en la de los grupos subordinados (desde los criollos a los nativos), que deviene en preocupación política y educativa de los sectores criollos que van gestando y consolidando el proceso emancipador mediante la creación de escuelas y la difusión de las nuevas ideas independentistas.
  1. Valoración de la Escuela como Civilizadora que impone formas de sentir, percibir, interpretar el mundo y de actuar en él. La escuela resulta así un medio integrador de la sociedad dividida en clases sociales y subsumida en pugnas económicas, políticas e ideológicas (culturales), desde la Universidad hasta las Escuelas Pías y/o Escuelas de los ayuntamientos.
  1. Sectores Criollos en pugna en cuanto a la construcción de los nuevas organizaciones políticas basadas en propuestas de copia de lo europeo (civilizador) o en la creación de instituciones nuevas para nuevas naciones (‘Inventamos o Erramos’ de Simón Rodríguez). La Ilustración es el campo de las propuestas modernizadoras que se radicalizan al plantear la necesidad de crear instituciones nuevas para la nueva América.


II.  Gestación y Consolidación del Estado Nacional. (1810-1884). De las GENERACIONES
 El avance del capitalismo, fuertemente reflejado en la Revolución Industrial tanto inglesa como en desarrollo francés y sus sustentos ideológicos (racionalismo, mercantilismo, fisiocracia, ilustración, la ideología), se expresa en Latinoamérica a través de sus requerimientos de materias primas y de la hegemonía de las ideas que legitiman sus prácticas económicas. El avance del capitalismo librecambista es el golpe de gracia a la debilitada España y el inicio del período Emancipatorio. Esto lleva a la gestación y consolidación de los Estados Nacionales Latinoamericanos, dependientes de los países industrializados, transformando la política continental de construcción de la “Patria Grande” iniciada por los emancipadores Moreno, Belgrano, Monteagudo, Castelli, San Martín, O`Higginis, Sucre, Bolívar, en naciones fragmentadas. Las ideas que legitiman este proceso deben ser difundidas mediante el discurso iluminista: la razón es la luz que ilumina ‘en la noche de ignorancia’. La escuela se transforma en un instrumento sustancial. La escuela es ilustración, emancipación. El proceso no se realiza sin resistencias. La hegemonía de los intereses de las oligarquías porteñas y terratenientes -los ilustrados afrancesados, la civilización- encuentran resistencia en los intereses del interior, cuyos máximos exponentes son Rosas y Quiroga -la barbarie-. Para estos últimos, si la escuela es ilustración, entonces hay que ignorarla. El Sistema Educativo Argentino se va gestando contradictoriamente en las generaciones Moreno-Rivadavia-Sarmiento, y finalmente Roca como homogeneizadora de los intereses porteños agro-exportadores, no sin deslizamientos de sentidos. Alberdi hace una propuesta alternativa, señala la distinción entre educar (formación a través de la práctica, del contexto; rescatando la importancia del inmigrante sajón para promover la industria) e instruir (memorizar un discurso).
La unidad en la diversidad. La ruptura con España animada por los Imaginarios Sociales Modernos (emancipación) expresan la desestructuración de la Colonia feudal y de la consolidación de la libertad de comercio capitalista.


GENERACIONES:
1.      De la emancipación: Los Ilustrados. Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Simón Rodríguez. El sistema lancasteriano.
2.      De los diseñadores de la patria de los criollos: Liberales y Conservadores en la construcción de las Naciones. Bernardino Rivadavia, Esteban Echeverría, José Gervasio Artigas, Juan Manuel de Rosas y Facundo Quiroga, Juan Bautista Alberdi, Domingo F. Sarmiento,
3.      Sarmientina de la Educación Popular: Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento, Nicolás Avellaneda. La Escuela Normal de Paraná. El Colegio Nacional de Buenos Aires. El Congreso Pedagógico de 1882. Hacia la conformación del Sistema Educativo Argentino.
4.      Del Orden y el Progreso: Julio Argentino Roca. Ley 1420. La generación del ´80. Positivismo de Pedro Scalabrini, Víctor Marcante y Alfredo Ferreira. El Normalismo: la corriente de la Escuela Normal de Paraná. La Reforma universitaria del ’18. José Ingenieros. Juan B. Justo. Carlos Vergara.


1. LA GENERACIÓN DE LA EMANCIPACIÓN
El colapso español daba cuenta de la dinamicidad del desarrollo de Inglaterra, Francia, Holanda. Las estructuras económico-sociales de la Colonia y en especial, del Virreinato del Río de la Plata, se resquebrajaban ante el avance de una organización social y económica que ponía el acento en el desarrollo tecnológico y científico aplicado a la producción y en la consecuente acumulación de capital, que se significaban en la idea de progreso de las fuerzas productivas y bienestar de los ciudadanos de los Estado-Nación.
Dice Weinberg, “los ‘ilustrados’ convencidos estaban de la necesidad y de la posibilidad del ‘progreso’, entendiendo éste como un impulso que llevase la difusión y secularización de ideas tales como las de ‘felicidad’ y ‘libertad’, sin descuidar por cierto las de ‘utilidad’. Y aquí la educación desempeña un papel sobresaliente[iii].
Si bien el imaginario ilustrado durante la Colonia legitimaba racionalmente el afianzamiento de la Corona, éste guardaba en sí la suficiente confianza en la razón como para alentar a los criollos más progresistas en la construcción de la Patria Grande, articulada con la necesidad de dislocar definitivamente el monopolio español mediante la consolidación del libre mercado propuesto por Inglaterra. Se sustituía así el ideal del súbdito fiel por la del ciudadano activo. El proceso Emancipatorio iniciado el 1º de Enero de 1804 en Haití y seguido por Buenos Aires en 1810, se extendió por todo Latinoamérica durante el siglo XIX y resultó ser una sintomatología agónica de la desestructuración colonial de España.
Las condiciones de desventaja social en la cual se encontraban los sectores criollos ante los españoles promovió la unidad de sentidos en las clases dirigentes en cuanto a la emancipación de la Corona de España, unidad sustentada demográficamente en los relegados, explotados y excluidos aborígenes, mestizos, negros, mulatos, zambos, etc.[iv]. Por esta razón el imaginario socioeducativo instituyente emancipador se expresaba con idénticos clamores desde México al Río de la Plata, en toda la América: “educación, educación para diversificar la economía, para una mejor administración, para mejorar las costumbres, etc. Todos se proponen, en última instancia, nada menos que el mejoramiento de las condiciones del país y el aumento de la felicidad de sus pobladores[v].
La difusión del discurso emancipador no podía ser mediada por las instituciones educativas de la Colonia sino que debía recorrer otros espacios más flexibles que los ya institucionalizados. Por esta razón es que la imprenta y las bibliotecas, el libro y los periódicos resultarían medios propicios para instalar socialmente el debate de ideas revolucionarias.
La prédica de estos ideales ilustrados  los expresa el mismo Manuel Belgrano el 17 de Marzo de 1810 en el Correo de Comercio, periódico por él fundado, cuando se pregunta: “Cómo, cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten a los vicios, y que el gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?[vi].
En el caso de Mariano Moreno, emblema de la Revolución de Mayo en Buenos Aires, el contenido ilustrado queda plasmado expresamente en el prólogo que hiciera en ocasión de la reedición del “Contrato Social, o principios del derecho político” de Juan Jacobo Rousseau. En esa ocasión afirma: “El estudio de esta obra debe producir ventajosos resultados en toda clase de lectores;... un corazón endurecido en la libertad republicana... Los que desean ilustrarse encontrarán modelos, para encender su imaginación, y rectificar su juicio: los que quieran contraerse al arreglo de nuestra sociedad, hallarán analizados con sencillez sus verdaderos principios; el ciudadano conocerá lo que debe á el magistrado, quien aprenderá igualmente lo que puede exigirse de él...”[vii].
Las formas tradicionales de transmisión de la doctrina católica, como lo era el Catecismo, son tomadas por los emancipadores pero para difundir los ideales ilustrados. Así encontramos las publicaciones del Catecismo político-cristiano dispuesto para la instrucción de la juventud de los pueblos libres de la América meridional, cuyo alegórico autor fue don José Amor de la Patria (Santiago de Chile, 1810), y del Catecismo público para la instrucción de los neófitos o recién convertidos al gremio de la Sociedad Patriótica (Buenos Aires, 1811).
Dos aspectos se deben considerar en la Generación de la Emancipación. El primero, como dijimos anteriormente, la unidad en el movimiento estaba dada por el consenso general sobre la ruptura independentista con España. Los líderes criollos coincidían en este aspecto. No obstante esta coincidencia política, no lo era tanto con respecto a las metas sociales. Había quienes como el venezolano Francisco de Miranda o el rioplatense Cornelio Saavedra, siendo ardientes independentistas, rechazaban resolver la contradicción metrópoli-colonia a favor de esta última si el precio era hacerlo a favor de las masas. Tenían, en consecuencia, un pensamiento político revolucionario y un pensamiento social conservador. Pero no todos los emancipadores compartían estos criterios conservadores. Encontramos así a los demo-burgueses liberales más progresistas –también llamados jacobinos[viii]- que peleaban por sus ideales junto a los pobres, mestizos, indígenas, negros, mulatos… como: A. Hidalgo y Morelos en México; José Gervasio de Artigas en la Banda Oriental; y Mariano Moreno, Bernardo de Monteagudo, Manuel Belgrano y José de San Martín en Argentina. Al respecto dice Fernández Retamar: “Pero a pesar de esos llamados jacobinos, a pesar de las masas sobre todo indígenas, aunque también de otras etnias, en las tropas, con frecuencia, el movimiento insurgente no tuvo su principal impulso en esas masas, sino… en las incipientes burguesías o pre-burguesías…”[ix].
El segundo aspecto. La perspectiva emancipadora continental bajo el epígrafe de Patria Grande - la América que sustituía a la Colonia española- fue deviniendo, de acuerdo a los intereses políticos y económicos de los criollos locales y su relación con las potencias europeas, en una multiplicación de naciones fragmentadas. El Virreinato del Río de la Plata, por ejemplo, se vio dividido en cuatro naciones: Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia.
Las constantes guerras independentistas y sus consecuentes escasos recursos humanos y económicos constituyeron uno de los mayores obstáculos que debieron enfrentar los nuevos dirigentes para llevar adelante su proyecto, los testimonios existentes sobre el nivel de calificaciones de los maestros y la dotación de las escuelas son realmente desconsoladores (Weinberg, 1984). Por esta razón es que resultó atractiva la implementación del sistema de enseñanza mutua o por monitores, llamado Método Lancasteriano[x], que permitía impartir educación primaria a un millar de niños simultáneamente con el empleo de un único maestro auxiliado en sus tareas por los alumnos más aventajados como monitores. La tarea educativa se realizaba en  lugares de encierro y bajo estricta disciplina. No obstante, no fue la única modalidad propuesta y actuada. Simón Rodríguez criticó agudamente al método lancasteriano proponiendo lograr “una educación popular, destinación de ejercicios útiles y aspiración fundada a la propiedad”. Decía Rodríguez al momento de la ejecución del plan educativo encargado por Simón Bolívar en Chuquisaca:
“Los niños se habían de recoger en casas cómodas y aseadas, con piezas destinadas a talleres, y éstos surtidos instrumentos, y dirigidos por buenos maestros. Los varones debían aprender los tres oficios principales, albañilería, carpintería y herrería porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias, y porque las operaciones de las artes mecánicas secundarias, dependen del conocimiento de las primeras. Las hembras aprendían oficios propios de su sexo, considerando sus fuerzas.
Todos debían estar decentemente alojados, vestidos, alimentados, curados y recibir instrucción moral, social y religiosa. Tenían, fuera de los maestros de cada oficio, agentes que cuidaban de sus personas y velaban sobre su conducta, y un director que trazaba el plan de operaciones y lo hacía ejecutar.
Se daba ocupación a los padres de los niños recogidos, si tenían fuerzas para trabajar; y si eran inválidos se les socorría pro cuenta de sus hijos…




A modo de síntesis de la Generación de la Emancipación podemos señalar que el imaginario independentista atravesó la diversidad de propuestas económicas, políticas y educativas. Estas propuestas tuvieron sus propios matices según la intencionalidad política de los emancipadores.
El espíritu independentista se fomentaba desde las mismas luchas por la emancipación. Allí intervenían no sólo los ejércitos profesionales sino también el pueblo en armas. No obstante, la posibilidad de construcción de una nueva nación, necesitaba de la difusión de los ideales ilustrados. La creación de  instituciones educativas inspiradas en la emancipación fueron más proyectos que realidades, por lo que no se llegó a sistematizar su difusión. La intervención en la cotidianeidad mediante la fundación de bibliotecas, la publicación de libros, la circulación de catecismos patrióticos, la creación de periódicos promovían instancias de educación – socialización, de la misma manera que lo hacían las batallas libradas contra los ejércitos realistas.
Para definir un perfil de las instituciones educativas se necesitaba de lineamientos políticos en instancias de sostenida consolidación. La unidad de los emancipadores en cuanto a la perspectiva independentista no era suficiente para que estos lineamientos políticos se expresaran en escuelas. Aunque sí se coincidía en la difusión de la Ilustración, había diferencias en cuanto al lugar que los “diseñadores de la patria de los criollos” iban a dar a los pobres, mestizos, indígenas, negros, mulatos… una vez diluido el ideal de la unidad hispanoamericana. El Método Lancasteriano y Simón Rodríguez fueron dos propuestas diferenciadas.
De esta manera, en la praxis social, se iba dando contenido –preñado de contradicciones y luchas- al imaginario de la educación popular.


2. LA GENERACIÓN DE LOS DISEÑADORES DE LA PATRIA DE LOS CRIOLLOS
Una vez superado el dominio español, la nueva contradicción que los criollos debían enfrentar era la conformación de los Estado Nación hispanoamericanos. La batalla de Ayacucho librada en Perú el 9 de diciembre de 1824 por la que los independentistas ponían fin al dominio español en toda Hispanoamérica, significó su fragmentación como política encarnada en los criollos que asumían la construcción, ya no de la Patria Grande sino de la llamada Patria de los Criollos. El proceso de territorialización de la República Argentina se fue dando en este contexto de fragmentación continental en el que, los criollos –caudillos- de las provincias del Interior, del Litoral y Buenos Aires, fueron dirimiendo –muchas veces en campo de batalla- cómo se construiría una organización estatal y nacional (militar y educativa) que articulase los intereses locales con el proceso de desarrollo del capitalismo internacional, mediado por el puerto del Río de la Plata.
Fernández Retamar nos dice que el término ‘criollo’ alude al “descendiente americano de europeos que se creían uno de ellos, y en consecuencia radicalmente distinto del aborigen, el negro y el mestizo americanos. Aquellos habían dejado de lado, por considerarlo irrealizable, el proyecto continental de muchos de los emancipadores, y lo que se proponían era diseñar patrias más o menos como las que han llegado a nuestros días…
Me parece que, en general, Anderson (1993) opaca la importante diferencia entre el momento de la emancipación y aquél que refiere a la instancia del diseño de las naciones. Sostengo que en realidad hay un corte grande entre ambos. Ya se mencionó cómo para los emancipadores ‘la patria es América’, que no es el caso de los diseñadores de naciones parciales. [xi]
Hacia el interior de estos criollos se puede distinguir aquellos que no contaban con las masas populares para dirimir la organización de las naciones, ya sea porque las consideran no aptas para las transformaciones sociales –liberales oligarcas- o porque, en forma paternalista, las dominan para defensa de sus propios intereses locales –conservadores paternalistas-, y aquellos –ilustrados progresistas- que proponían “colonizar al país con sus propios habitantes, y para tener colonos decentes, instruirlos en la niñez” entre quienes encontramos al venezolano Simón Rodríguez y el chileno Francisco Bilbao. “Inventamos o erramos”, fue la divisa de Simón Rodríguez, que proponía crear instituciones nuevas –no copiadas de Europa o de Estados Unidos- para las  nuevas naciones, respetando así su originalidad. Rodríguez como Bilbao fueron los que mantuvieron viva la llama radical de los mejores emancipadores. En el proceso de territorialización de la República Argentina encontramos, en esta línea de pensamiento a José Gervasio Artigas y aquellos caudillos del Interior que Adriana Puiggrós (2002) denomina caudillos democrático-progresistas (Estanislao López, Juan Bautista Bustos, Francisco Ramírez, Justo José de Urquiza, Alejandro Heredia, Pedro Ferré) quienes promovían Juntas Protectoras de la Educación, provinciales y locales, en las que los vecinos tuvieran activa participación. Pero, desgraciadamente, no triunfaron en la pugna por imponer sentidos a la hora de diseñar la patria del criollo.
La desvalorización de los sectores populares como ‘colonos de sus propias tierras’, fue la textura del enfrentamiento entre liberales y conservadores por la organización nacional. Esta situación se expresó, entre muchas otras, en el escaso interés entre quienes detentaban el poder localista por establecer formas orgánicas nacionales educativas. La escuela entendida como Sistema Educativo nacional, no fue una prioridad pues primaba la lucha por la hegemonía.
Así es como encontramos a Bernardino Rivadavia, liberal elitista, que proponía para Buenos Aires una organización en forma piramidal en cuya cúspide estuviera la Universidad como rectora de todos los establecimientos educativos. El modelo era el Napoleónico. En función de este modelo, se erigieron desde la primera cátedra de Economía Política hasta la Escuela de Agricultura. Mientras que en la Universidad de Córdoba –única existente- la enseñanza que allí se impartía, predominaba una concepción fuertemente jerarquizada, libresca, tradicional: es decir, respondía a un Imaginario socio-educativo fundado en los sentidos heredados de la Colonia. En el edicto de erección de la Universidad de Buenos Aires (1821), que firman Martín Rodríguez como gobernador y Bernardino Rivadavia como ministro, se lee: “…Habiéndose restablecido el sosiego y la tranquilidad de la Provincia, es uno de los primeros deberes del gobierno entrar de nuevo a ocuparse de la educación pública y promoverla por un sistema general, que siendo el más oportuno para hacerla floreciente, lo había suspendido la anarquía y debe desarrollar un nuevo orden[xii]. Su mentalidad administrativa y centralista fue una de las primeras expresiones de la naciente oligarquía porteña (Puiggrós, 2002). Introdujo el método lancasteriano, decretó la obligatoriedad escolar, promovió la educación media abriendo el Colegio de Ciencias Morales y estimuló la enseñanza de las ciencias.
En un polo opuesto, inscriptos en el conservadurismo, encontramos a Juan Manuel de Rosas y a Facundo Quiroga, bajo el lema “Religión o Muerte”. Quienes, sin promover la creación de escuelas, daban cauce a la expresión de la cultura provincial, que era tradicionalista, en forma paternalista. Se destaca aquí, consecuentemente, la relevancia de la conformación de subjetividades mediada por la participación de los sujetos sociales en la cotidianeidad provinciana; es decir, del proceso de socialización-educación en forma indiferenciada. La reproducción de las formas sociales que los sostenían en el poder era el objetivo implícito de las políticas socio-educativas.
Entre el posicionamiento de Bernardino Rivadavia y Juan Manuel de Rosas, en el año 1837, se congregaron un grupo de jóvenes al que se denominó la Generación del ‘37. Inscriptos en el liberalismo en distintas expresiones, la Generación del ’37 se identifica con un movimiento intelectual de universitarios que fundó en Buenos Aires el Salón Literario (en la librería de Marcos Sastre) para debatir temas culturales y teorías sociales, políticas y filosóficas de autores europeos de diferentes tendencias ideológicas. La creciente politización del grupo y sus opiniones críticas y reformistas llevaron a que Rosas disolviera el Salón.
En la clandestinidad y orientada por Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Juan María Gutiérrez, se organizó, en 1838, la Asociación de Mayo de la Joven Generación Argentina (a semejanza de la Joven Italia inspirada por Mazzini), cuya pretensión era recuperar la tradición liberal de la Revolución de Mayo, alentar el progreso material y superar la polarización entre federales y unitarios, para lo cual debían influir sobre la clase dirigente y asesorarla ideológicamente. Esteban Echeverría en su obra “Dogma Socialista” afirmaba: “Ilustrar las masas sobre sus verdaderos derechos y obligaciones, educarlas con el fin de hacerlas capaces de ejercer la ciudadanía y de infundirlas la dignidad de los hombres libres, protegerlas y estimularlas para que trabajen y sean industriosas, suministrarles los medios de adquirir bienestar e independencia, he aquí el modo de elevarlas a la igualdad.”[xiii]
A fines de la década del ‘30, los miembros de la Joven Generación Argentina habían pasado abiertamente a la oposición a Rosas y muchos emigraron a Montevideo, Chile, Bolivia o se dirigieron a las provincias del Interior, donde fundaron filiales de la Asociación que llevaron a cabo su propaganda política. Adhirieron a la asociación, entre otros, Domingo F. Sarmiento, Bartolomé Mitre, Mariano Fragueiro, Vicente F. López, José Mármol y Miguel Cané.
La resolución de las contradicciones entre liberales y conservadores, unitarios y federales, se fue manifestando en la construcción de un Imaginario Social en base a perspectivas liberales integradoras y con una mirada más amplia que incluía dimensiones temporales (proyección en el tiempo) y espaciales (el proceso territorialización argentino comenzaba a superar la fragmentación localista), mas fue escamoteadora de la población real que habitaba la naciente Argentina al poner su mirada en Europa o en Estados Unidos. Con la pregnancia del Romanticismo[xiv], se iba configurando una idea de Nación que devino en construcción sustancial para el proceso socio-histórico educativo. Se construía así un discurso que, a pesar de las diversas expresiones, aportó elementos para el Imaginario socio-educativo. Juan Bautista Alberdi representaba una mirada del progreso sustentada en el desarrollo de las formas industriales capitalistas, al modo inglés o norteamericano, antes que la propagación de los ideales políticos liberales. Criticando a Rivadavia afirmó que en lugar de un “Colegio de Ciencias Morales” debía haberse creado un “Colegio de Ciencias Exactas y Aplicadas a la Industria”.
Domingo Faustino Sarmiento fue quien tuvo la cualidad de llegar a componer una síntesis ideolólgica y legitimadora del proceso socio-histórico que encauzaban los sectores liberales terratenientes exportadores, expresada en su preocupación por la Educación Popular. Profundamente anti-hispánico y admirador de Europa y los Estados Unidos, propuso la superación de los obstáculos al progreso y a la felicidad mediante la desvalorización sistemática de la cultura de la población local (españoles, criollos, mestizos, aborígenes, mulatos, negros…). Su ideario quedó resumido en el título de su obra Facundo (1845), bajo el lema Civilización y Barbarie. El discurso dicotómico –por contrarios inconexos- que Sarmiento planteaba, afirmaba que la posibilidad del progreso (civilización) sólo era posible mediante la eliminación de todo vestigio hispánico (barbarie) en las relaciones sociales de producción, material y espiritual, que delineaban el proceso de territorialización de la Argentina. El espejo sería los Estados Unidos de Norteamérica. Para su logro, tuvo la claridad de reconocer el valor político de la Educación Popular como herramienta para superar la ‘barbarie’. Su propuesta, entonces, era Educar al Soberano. Fue el espíritu –espectro- que asedió los recintos en donde se debatió y sancionó la ley 1420 en 1884.
La construcción de hegemonía en la organización del estado (administración y ejércitos nacionales) fue mediada por luchas y batallas. Estas formas políticas violentas son inadecuadas para el desarrollo de la educación expresado en instituciones educativas. Consecuentemente, esta generación de los diseñadores de la patria de los criollos sintetizó las distintas concepciones educativas en forma de propuestas que se preocupaban por la formación de los dirigentes, sin llegar a consolidarse en instituciones educativas. No estaba definido aún el derrotero del proceso de institucionalización política de la Argentina, entonces, las escuelas seguían teniendo las formas tradicionales y fragmentadas. El rechazo de las Constituciones de 1819 y 1826, dan cuenta del clima de luchas por la organización de Argentina. Es en 1853, con la sanción de la Constitución Nacional, cuando se consolida esta organización hacia una Nación centrada en el puerto del Río de la Plata y construida en relación con las preexistentes Provincias. Allí, en su artículo 5 y en el artículo 67 inc.16, de las atribuciones del Poder Legislativo, se enuncia la responsabilidad de las Provincias en cuanto a asegurar la educación primaria y la facultad del Congreso de la Nación de dictar planes de instrucción general y universitaria.

3. LA GENERACIÓN SARMIENTINA DE LA EDUCACIÓN POPULAR
Nos dice el maestro Gregorio Weinberg en Hacia la educación popular:
En toda América Latina, y sobre todo a partir de los años posteriores a la Reforma en México y a la Organización en Argentina, se intensificaron los esfuerzos por incorporar un número creciente de personas al ámbito generosamente llamado ‘civilización’. Todos los intentos anteriores no habían alcanzado… Para integrar los países parecía requisito previo superar el aislamiento, la miseria, la fragmentación lingüística, dotarlos, en fin, de instituciones y legislación modernas y estables. Todo ello, siempre a juicio de algunos de los hombres más notables de aquella generación, requería políticas educativas a largo plazo, con inversiones de significativa magnitud para formar docentes, construir edificios, etc. La consolidación de los estados nacionales parecía irrealizable sin antes haber conseguido por lo menos encauzar los esfuerzos hacia el logro de esos objetivos.
Además de la experiencia acumulada por la generación anterior, caracterizada por los sucesivos fracasos en poder materializar esa política educativa, se sumaban a las crecientes necesidades advertidas diagnósticos muy lúcidos por parte de los nuevos líderes que estaban surgiendo; en este sentido hay varios de excepcional elocuencia y que conservan sorprendente actualidad.”[xv]
La Generación Sarmientina de la Educación Popular consideró a la democratización de la educación elemental o primaria como una variable más de un conjunto de medidas ecológicas, demográficas, económicas, sociales, políticas y jurídicas, que permitiría contribuir al proceso de territorialización de la República Argentina. El Imaginario Sarmientino si bien contribuyó a legitimar un proceso que, en última instancia, instaló a la Argentina como país agro-exportador en el mercado capitalista internacional en función de los intereses de las oligarquías terratenientes, consideró a la expansión de la educación primaria como política de Estado cuyos destinatarios fueron tanto los sectores sociales nativos como aquellos provenientes de la inmigración –luego devenidos en clases medias-, orientados a la colonización de los nuevos espacios logrados por el avance militar sobre el llamado ‘desierto’.
La incorporación definitiva de la Provincia de Buenos Aires a la Confederación Argentina luego de las batallas de Cepeda (1859) y Pavón (1861) dan cuenta del grado de conflicto de posicionamientos políticos e ideológicos en cuanto a las formas que debía tomar la organización de la Argentina contextuada en la confrontación entre el Interior – Buenos Aires. A partir de 1862 las presidencias de Bartolomé Mitre (1862 a 1868), Domingo F. Sarmiento (1868 a 1874) y Nicolás Avellaneda (1874 a 1880) van definiendo, sobre la base estructural ganadera de la pampa húmeda perteneciente a la oligarquía terrateniente, la configuración de la Nación Argentina.  Esta estructura, sin poner en juego la propiedad de la tierra, marcó significativamente las posibilidades y alcances del proceso de institucionalización política ‘republicana’  y, consecuentemente, de la conformación del Sistema Educativo a partir de la sanción de la Ley 1420.
La Educación Popular fue una preocupación tanto de Mitre como de Sarmiento. No obstante, se deben señalar algunas diferencias. Especialmente la referida a las prioridades en cuestión de políticas educativas a implementar. Mientras que Mitre se preocupaba, en primera instancia, por la formación de la elites en los Colegios y Universidades, Sarmiento consideraba que el progreso no se iba a lograr si estas políticas no se orientaban, fundamentalmente, a los sectores populares. Inspirados en estas opciones ideológicas, Mitre promovió la creación de instituciones educativas secundarias[xvi] -Colegios- como propedéuticas a la Universidad, mientras que Sarmiento fundó numerosas escuelas dentro de la jurisdicción nacional y propició en 1869 una ley que otorgaba subvenciones a las provincias para que las crearan en las suyas. En 1870, Sarmiento fundó la Escuela Normal de Paraná sobre la base del Colegio de Paraná para la formación de maestros, nombrando como rector a George Stearns, un profesor norteamericano protestante. Desde 1870 hasta 1896 se fundarían en el país 38 escuelas normales, acordes al modelo paranaense. Y, en los meses de abril y mayo de 1882, sugirió la convocatoria a un Congreso Pedagógico Internacional Americano, con un amplio temario y de crucial interés para la institucionalización política de la Argentina y, al mismo tiempo, para la conformación del Sistema Educativo Nacional. Por ejemplo: Estado de la educación común en la República y causas que obstan a su desarrollo; Medios prácticos y eficaces de remover las causas retardatrices; Acción e influencia de los poderes públicos en su desenvolvimiento y rol que en la educación les corresponde; Estudio de la legislación vigente; Los sistemas rentísticos escolares; Formación de maestros; Medios más eficaces para la difusión de la educación en las campañas; Currículum para las escuelas comunes, etc.
En estos momentos, la transformación educativa orientada por políticas públicas alcanzó a las estructuras de las instituciones educativas, acentuando su carácter común, obligatoria, gratuita, graduada y laica –aunque el texto de la ley 1420 no enuncia este último-. El carácter laico daba cuenta del Imaginario moderno sustentado en la Razón y su capacidad de transformar la realidad en búsqueda del progreso constante y el bienestar general. Esto no significó, en absoluto, la desarticulación definitiva de las formas educativas católicas. Los sujetos sociales en su mayoría no dejaban de ser creyentes pues, en muchos casos, entendían que su “compromiso eclesial” pasaba por enarbolar principios propios de esta modernidad: el liberalismo. Aquí encontramos a José Manuel Estrada como propulsor de la educación libre, en contraposición con el monopolio estatal educativo.
A través de la historia europea y latinoamericana, la oposición moderna a las concepciones religiosas del mundo, especialmente la herencia española y católica, estuvo sustentada principalmente en los obstáculos que ocasionaban al desarrollo del capitalismo las estructuras sociales que este Imaginario Católico animaba. La mayor dinamicidad económica, la concentración de capitales, la conformación del mercado internacional sustentado en la construcción de los Estado-Nación y, consecuentemente, la conformación de los Sistemas Educativos, necesitaban de un Imaginario alternativo que los sostuviera, viabilizara y, fundamentalmente, hiciera de punto de sutura de las nuevas contradicciones sociales que generaba el mismo capitalismo. El debate acerca del lugar de la educación católica en nuestro Sistema Educativo, estuvo presente en el debate de la ley 1420, como de la misma manera está vigente hoy.
Nos dice Gregorio Weinberg: “Es justicia reconocer que, pese a todos los obstáculos y retardos, o al incumplimiento de muchos propósitos y objetivos, la ley 1420 evidentemente inspirada en el ideario del autor de Facundo, tuvo efectos positivos porque permitió la nacionalización del país, nacionalización que sus habitantes no podían alcanzar a través de la propiedad, cuyo acceso les fue dificultado tanto a los inmigrantes como a los grupos criollos marginados, y porque tampoco la pudieron obtener a través del derecho a votar. Por un lado no sólo se advierte la inexistencia de  una voluntad oficial de favorecer el acceso a la tierra sino que se entorpeció de mil maneras la colonización, impidiendo el asentamiento permanente de criollos, indios e inmigrantes, y después, en el plano de la participación política, se aplicó el fraude. En suma, la educación primaria tal cual estaba concebida, jugó por tanto un papel ampliamente constructivo, y sus efectos se prolongaron por varios decenios.[xvii]

4. LA GENERACIÓN POSITIVISTA DEL ORDEN Y EL PROGRESO

Metafóricamente, podríamos definir esta Generación como arcóntica. La Generación del ’80 y las presidencias de Julio Argentino Roca (1880-1886 / 1898-1904) representan, fundamentalmente, a un sector que, basado en las formas de la propiedad de la tierra, logró ‘triunfar’ y construir la hegemonía necesaria para como para dar un perfil institucional político y jurídico al proceso de Territorialización de la República Argentina. Legitimados en el Imaginario del Progreso, impulsaron la creación de instituciones que resultaron fundamentales en la construcción del Estado Nación Argentino. Entre las más relevantes fueron, por un lado, la creación del Ejército Argentino –ejército nacional que se imponía sobre los ejércitos provinciales- que permitió no sólo consolidar la expansión territorial oligárquica mediante la ‘campaña al desierto’ sino también constituir un organización estatal con la atribución legalizada de la represión para garantizar la tranquilidad u ‘orden’ necesario para el ‘progreso’. Por el otro, el Sistema Educativo como instancia socializadora de nativos e inmigrantes en función de las formas sociales que iba adquiriendo la territorialización argentina bajo los ‘sentidos sociales’ del Orden y el Progreso. No obstante, este Imaginario Positivista –optimista con respecto a las posibilidades del capitalismo como modo de lograr el bienestar general- cumplió la función de posibilitar, en las prácticas sociales, un ‘desarrollo nacional’ basado en el logro para las elites de las pautas de consumo –bienestar significado como confort- y de educación de los países desarrollados de Europa o de los Estados Unidos.
La intensificación de los productos ganaderos y agrícolas en el mercado internacional, permitió a las oligarquías terratenientes modernizar y afianzar la estructura del Estado –redes ferroviarias, implementación de nuevas tecnologías en el campo, endeudamiento externo para la construcción de la infraestructura productiva-,  sin pretender cambiar nada, pero sí hacer funcionar adecuadamente una economía capitalista funcional a los países centrales (Weinberg, 1985).
La función socializadora del Sistema Educativo Argentino en el proceso de Territorialización, estuvo sustentada en que “los grupos dirigentes asignaron a la educación una función política y no una función económica; en tanto los cambios económicos ocurridos en este período no implicaron la necesidad de recurrir a la formación local de recursos humanos… Lo original del caso argentino es que las fuerzas que actuaron en el enfrentamiento político coincidieron –cuando cada una de ellas estuvo en la cúspide del poder- en mantener alejada la enseñanza de las orientaciones productivas.[xviii]
Señala Gregorio Weinberg, “El proceso amplió las bases del sistema, pero no modificó sus funciones ni su estructura. Pero considerada la educación como un canal de ascenso y de prestigio, también la clase media tratará de aprovechar y aumentar todas las posibilidades que el sistema le brindaba para alcanzar la universidad, baluarte de los grupos tradicionales; esto corrobora el hecho de que al cabo de pocos años comenzaron a pretender una participación en el poder político a expensas de dichos grupos tradicionales, y lo alcanzaron en 1916 con la llegada de Hipólito Yrigoyen a la presidencia de la República.”
Esta generación arcóntica no fue monocromática en cuanto oligárquica-positivista, sino coexistió con otras corrientes en correspondencia con los movimientos populares que se expresan en la Reforma Universitaria de Córdoba (1918) o en la corriente de la llamada “Escuela de Paraná”, que ejerció una importante influencia el la formación docente, destacándose figuras como Pedro Scalabrini, Alfredo Ferreira y Víctor Mercante. Conformaron una ideología y un sistema de valores y normas de conducta que constituyó una verdadera subcultura: el Normalismo, convirtiendo a la escuela en un lugar de ascenso social de sectores empobrecidos y de revalorización del lugar de la mujer en la sociedad. El positivismo imperante, aplicado a la pedagogía, se preocupó menos de los fines y objetivos de la educación que de los aspectos psicológicos, biológicos y metodológicos.  Es importante destacar también a otras tendencias populares, latinoamericanistas y anti-imperialistas como fueron las de José Ingenieros y Juan B.  Justo. Como así también liberales radicales democratizadores como fue Carlos Vergara.



Bibliografía

-     BELGRANO, Manuel. Escritos económicos, introducción de Gregorio Weinberg, Ed. Raigal, Buenos Aires, 1954.
-     BLANCO, Jorge. Espacio y territorio: elementos teórico-conceptuales implicados en el análisis geográfico en FERNÁNDEZ CASO, Victoria y GUREVICH, Raquel “Geografía. Nuevos temas, nuevas preguntas. Un temario para su enseñanza”, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2007.
-     ECHEVERRÍA, Esteban. Dogma Socialista. Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, 1940.
-     FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto. Pensamiento de nuestra América. Autorreflexiones y propuestas. Clacso Libros, Buenos Aires, 2006.
-     LEVENE, Ricardo. El pensamiento vivo de Moreno. Losada, Buenos Aires, 1983.
-     PUIGGRÓS, Adriana. Qué pasó en la educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente, Galerna, Buenos Aires, 2003.
-     ROMERO, José Luis. Situaciones e Ideologías en Latinoamérica. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1986.
-     WEINBERG, Gregorio. Modelos educativos en la historia de América Latina. Kapelusz, Buenos Aires, 1984.





[i] Herencias como las significaciones que están en el origen fundante de los Imaginarios Sociales; es lo común y lo pasado que no se ha desvanecido sino no que se transmiten en términos de huellas o marcas actualizadas en el “aquí y ahora”, expresándose -en el mundo social y de las subjetividades- en formas diferentes, tanto explícitas como solapadas.
[ii]Los nuevos planteos (en la geografía escolar) consisten en el reemplazo de los argumentos clásicos ambientalistas y geopolíticos como principios explicativos de la geografía por abordajes que ponen el acento en las estructuras socioeconómicas y en la problematización de la pluralidad de actores sociales implicados en los procesos de organización territorial. Las líneas académicas que se reconocen en estas propuestas corresponden a la geografía crítica, vertiente que toma clara distancia de los viejos planteos regionales y geopolíticos, al proponerse interpretar el territorio como el resultado de un proceso sociohistórico y comprender la organización espacial de las sociedades (…) nos posicionaremos en la idea de que la geografía participa del núcleo básica de problemas de conjunto de las ciencias sociales, haciendo hincapié en la espacialidad de los procesos sociales. En este planteo se reconoce que la organización del territorio tiene una dimensión histórica y política, que los procesos son protagonizados por diferentes sectores de la sociedad, que las distintas sociedades nacionales se relacionan entre sí y que esta relación es distinta en cada momento histórico (…) es una invitación a pensar en la condiciones en que los procesos sociales se territorializan, en la fijación y acumulación en el espacio de las decisiones sociales de diferentes momentos y en el espacio construido como un medio a través del cual las relaciones sociales son producidas y reproducidas.” Blanco, J. (2007) Espacio y territorio: elementos teórico-conceptuales implicados en el análisis geográfico en Fernández Caso, V, y Gurevich, R. “Geografía. Nuevos temas, nuevas preguntas. Un temario para su enseñanza”, Buenos Aires: Editorial Biblos, pp. 37-46.
[iii] WEINBERG, Gregorio. Modelos educativos en la historia de América Latina. Kapelusz, Buenos Aires, 1984, pág. 77.
[iv] Nos dice Fernández Retamar: “alrededor de 1800, había casi 14 millones de indígenas, varios millones de esclavos negros y algo más de 3 millones de blancos. Estos últimos, pues, eran una minoría. Y, de ellos, sólo el 5% eran españoles, sin embargo detentaban el poder político y eclesiástico. El resto eran criollos.” (FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto. Pensamiento de nuestra América. Autorreflexiones y propuestas. Clacso Libros, Buenos Aires, 2006, pág. 23-24).
[v] WEINBERG, Gregorio. Modelos educativos en la historia de América Latina. Kapelusz, Buenos Aires, 1984, pág. 79.

[vi] BELGRANO, Manuel. Escritos económicos, introducción de Gregorio Weinberg, Ed. Raigal, Buenos Aires, 1954.
[vii] LEVENE, Ricardo. El pensamiento vivo de Moreno. Losada, Buenos Aires, 1983.
[viii] Marx definió al jacobismo como una manera vulgar de acabar con los enemigos de la burguesía.
[ix] FERNÁNDEZ RETAMAR, Roberto. Pensamiento de nuestra América. Autorreflexiones y propuestas. Clacso Libros, Buenos Aires, 2006, pág. 28.
[x] Denominación devenida de su creador, el cuáquero inglés José Lancaster.
[xi] Idem, pág. 32.
[xii] WEINBERG, Gregorio. Modelos educativos en la historia de América Latina. Kapelusz, Buenos Aires, 1984, pág. 124.
[xiii] ECHEVERRÍA, Esteban. Dogma Socialista. Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, 1940.
[xiv] Nota: “El romanticismo surge en oposición a las ideas de la Ilustración. Fue un movimiento espontáneo en Europa; pero también lo fue, y casi al mismo tiempo, en Latinoamérica. A la idea de la razón se opuso la tradición, la costumbre, el alma nacional. A la idea de nación, constituida sobre el principio de uti posidetis, sobre la idea de soberanía y sobre el sistema institucional de Montesquieu y de la experiencia de EE.UU. y Francia, se opuso la idea de región, que nacía de una experiencia inmediata del hombre de las zonas rurales, atado a una experiencia cotidiana, sumergido en la naturaleza y consustanciado con los valores espontáneamente creados en la vida rural. Al saber racional se opuso la intuición; al “doctor” de la ciudad, el varón eficaz en la contingencias de la vida primitiva; al europeísmo, el criollismo; a la democracia orgánica, representativa e institucionalizada, las democracias igualitarias, paternalistas e inorgánicas.” (ROMERO, José Luis. Situaciones e Ideologías en Latinoamérica. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1986. Páginas 35-36).


[xv] WEINBERG, Gregorio. Modelos educativos en la historia de América Latina. Kapelusz, Buenos Aires, 1984, pág. 149.
[xvi] En el año 1863 funda el Colegio Nacional de Buenos Aires y, en años posteriores, otros institutos análogos en distintas provincias del Interior.
[xvii] WEINBERG, Gregorio. Op. Citada, pág. 165-166.
[xviii] TEDESCO, Juan Carlos citado por Weinberg, Gregorio, ob. cit., pág.200.